“Puede parecer raro e incluso algunos no lo comprenderán,
pero el año que hoy termina quedará para siempre dentro de nosotros y son
incalculables las lágrimas que han caído de cada hermano de la Soledad.
Llevábamos años esperando algo así, llevábamos años esperando
portar sobre nuestros hombros a la Virgen de la Soledad, a Nuestra Madre, la
que siempre está ahí con nosotros y nunca nos fallará. Esa Madre silenciosa que
te acompaña en cada momento difícil que vives, esa Madre que jamás se irá y esa
Madre que camina con nosotros día a día.
Había imaginado muchas veces cómo sería la primera vez
que te portara, pero jamás habría imaginado que fuese tan emocionante y las
lágrimas que me acompañaron mientras mi hombro te portaba sólo pueden
entenderlas las personas que sienten este mismo sentimiento. Unas lágrimas que
fueron acompañadas de un beso a Tu manto que me cubría y a la medalla de la
persona que introdujo esta veneración familiar hacia Ti.
María, cada vez que veía en vídeos tu salida y entrada a
la calle sentía una gran emoción. Ahora que esto lo he vivido junto a Ti, la
emoción sobrepasa los límites y las lágrimas no sólo te invaden a ti, sino
también a tu madre, la que te engendró y creó, la que sabe el sufrimiento y la
penitencia que estás portando, la que siente los mismos dolores que la Virgen y
te abraza nada más entrar de nuevo con la Madre de todos, María Santísima de la
Soledad.
Cuando salimos y entramos contigo, cuando te levantamos a
los tres golpes hasta el cielo, cuando caminamos contigo al paso del tambor,
cuando tu peso cae sobre nuestro hombro…
Madre de la Soledad, bajo tu manto, 15 de agosto, te
acompañamos en tu Soledad. Este día que jamás olvidaremos pasará a la historia
de la Hermandad y de Villarrubia, y éstos hombros míos que portan la historia
de un pueblo, su tradición y su fe.
María Santísima, recoge bajo tu manto a todos los que te
hemos acompañado y a todas nuestras familias.”
Un costalero y hermano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario