El pasado día 3 de febrero, domingo, la Fraternidad de San
Francisco de Asís, Nuestra Señora de la Soledad y Santa Isabel de Hungría, de
Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real) vivía una jornada de fiesta.
Como
la mies es mucha, el Señor enviaba nuevos obreros. 17 nuevos hermanos hacían su
profesión en la Orden Franciscana Seglar y otros 5 hacían el rito de admisión. Una jornada
festiva, sin duda, pues el Señor enriquecía nuestra Fraternidad con la llegada
de estos nuevos hermanos, cuyas edades oscilan entre los 24 años de la más
joven a los 70 de la mayor: Juliana, Julio, Julia, Jesús, María del Carmen,
María de la Sierra, Mario, Encarnación, Felicia, Engracia, María Victoria,
Juliana, Ángela, Ascensión, Mari Carmen, Tomás, María Isabel, Juli, Violeta,
David, Jesús y Rocío.
El acto de la
profesión y del rito de admisión estuvo encuadrado, como no podía ser de otro
modo, en el marco de la Eucaristía, la fuente de vida de todos los cristianos
y, por tanto, fuente que calma la sed de los franciscanos seglares. Dicha
Eucaristía, bajo la atenta mirada de Nuestra Madre, la Santísima Virgen de la
Soledad, de San Francisco, Santa Clara y Santa Isabel de Hungría, estuvo
presidida por don Jesús García Sosa, sacerdote natural de la localidad, cuya
madre profesaba en la ceremonia, y que, evidentemente, no quiso perderse tal
evento, y concelebrada por nuestro Asistente Espiritual, el Padre José Álvarez
Alonso, Religioso Franciscano del Convento de San Francisco de Alcázar de San
Juan, al que agradecimos de corazón su presencia, pues recientemente había sido
sometido a una dura prueba médica en los ojos y a una operación quirúrgica,
pero que no quiso perderse este momento tan importante para la vida de nuestra
Fraternidad, que también lo es suya.
La ceremonia dio
comienzo a las 10.30 horas, en la iglesia de la Soledad (Monasterio de Monjas
Clarisas, sede de la Fraternidad). En la homilía el sacerdote tuvo palabras de
ánimo y aliento para nuestro vivir cristiano según la Regla franciscana y
exhortó en todo momento a llevar el Evangelio allá por donde fuésemos. La Misa estuvo preparada por los Hermanos
de la Fraternidad (moniciones, lecturas, peticiones, ofrendas…) quienes
arroparon con su presencia el comienzo de la nueva andadura de los nuevos
miembros, en una iglesia de la Soledad repleta, que tuvo que abrir sus puertas
porque no cabía la gente dentro de ella. Así mismo, nuestras Hermanas Clarisas
estuvieron también acompañándonos con su presencia física y con sus cantos.
Tras la comunión, el Padre José Álvarez, animó a los nuevos hermanos, los felicitó e hizo extensiva esta felicitación a toda la Fraternidad, agradeciendo a Dios y a nuestro Padre San Francisco el don de la vocación franciscana que ha prendido en este pueblo.
Por último, se dio a besar la del Reliquia
del Lignum Crucis, unas astillas de la Cruz de
Cristo que llegaron a la localidad de manera temporal gracias a nuestra hermandad, muy unida a la
Fraternidad Franciscana, y que, gustosamente, fue cedida para esta ocasión por
la Hermandad. Así la verdadera Cruz de Cristo, el Cristo pobre y crucificado al
que seguía Francisco, también estuvo presente en este paso dentro de la vida franciscana
de nuestros nuevos hermanos que, como Francisco, han dado su sí a Cristo, pobre
y crucificado.
Además, el pasado día 13 de enero la Reliquia de Lignum Crucis estuvo presente también en la Capilla de la Paz, donde se congregaron decenas de hermanos fieles que también pudieron venerar esta Reliquia de Primer Grado.
Desde aquí
gritamos, como nuestro Padre San Francisco: “¡El Señor me dio hermanos!” Damos las gracias al Padre porque no deja de enviar
obreros a la mies. Que Cristo y San Francisco sigan enriqueciendo cada día el
don de su vocación.
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