En la festividad de la Inmaculada Concepción, celebramos un dogma de fe de la Iglesia Católica, a partir del cual la Virgen María concibe a Nuestro Señor Jesucristo sin mancha ni pecado. El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854 en su bula Ineffabilis Deus, de ahí que cada 8 de diciembre se conmemore esta festividad en dicha fecha.
Cuando hablamos del dogma de la Inmaculada Concepción, no sólo nos referimos a la concepción de Jesús. El dogma declara que María quedó preservada de toda mancha desde que fue concebida en el vientre de su madre. De ahí, que en el Ave María recemos "llena eres de gracia", porque María está llena de gracia desde su concepción.
La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María tiene una llamada para nosotros:
1- Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros.
2- Nos llama a la consagración del Corazón de María, lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para llenarnos del Espíritu Santo.
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