Los tres grupos jóvenes de las tres Hermandades de Pasión estamos inmersos en la preparación de unos actos con motivo de la llegada de la Cruz de los Jóvenes.
El domingo, 21 de febrero, recibiremos en Villarrubia, en la Sede-Oratorio de nuestra Hermandad, la réplica de una Cruz que Juan Pablo II dio a los jóvenes de todo el mundo para que rezáramos por la juventud. A las 18.00 horas mantendremos un momento de oración en el Convento de las Religiosas Clarisas, organizado por ellas, la Orden Franciscana Seglar y nuestra Hermandad. Al término del acto, se realizará un pequeña procesión con la Cruz y los jóvenes hasta la Parroquia de Nuestra Señora donde la Asunción, donde, tras un momento de adoración, dispondremos de una Vigilia de Oración ante la Cruz.
El lunes y el martes, 22 y 23 de febrero, realizaremos dos vigilias de oración en honor a la Cruz tras la misa, sobre las 20.00 horas, preparadas por los grupos jóvenes de las hermandades de pasión de nuestro pueblo.
Desde nuestro Grupo Joven queremos invitar a todos aquellos que sean hermanos de las hermandades de pasión de Villarrubia a que asistan a estas vigilias de oración y adoración al símbolo cristiano de la Cruz, que nos enriquecerán a todos los fieles en este tiempo cuaresmal.
¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol
donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!
Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.
Dolido mi Señor por el pecado de Adán,
que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.
Y así dijo el Señor: "¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!"
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.
En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.
Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.
Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.
Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.
Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación honor y gloria. Amén.
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