Bienvenidos al blog del Grupo Joven de la Real, Servita y Franciscana Hermandad de la Soledad, de la Vera Cruz y de San Cristóbal de Villarrubia de los Ojos. Esta herramienta virtual pretende ser el reflejo del emprendimiento personal que un grupo de jóvenes de la Hermandad de "los blancos" ha querido llevar a cabo para colaborar en estrecha unión con nuestra cofradía. A través de esta página queremos, además, haceros partícipes de todos los proyectos e iniciativas que nuestra Hermandad desarrolla o quiere poner en marcha en un futuro próximo, así como diferentes actos relacionados con la Semana Santa de Villarrubia, declarada de Interés Turístico Regional desde 2014, y la religiosidad del municipio. Ante cualquier duda, queja o sugerencia, podéis dirigiros a la siguiente dirección de e-mail: grupojovensoledadyvera-cruz@hotmail.es







sábado, 13 de abril de 2019

Carta de nuestro Consiliario, don Julián Plaza

Don Julián Plaza al frente de las autoridades locales
y eclesiásticas en el Viernes Santo 2016.
Foto: Antonio Illescas

Un año más, nuestro párroco y consiliario, don Julián Plaza Pérez de Madrid dedica unas palabras en nuestro blog para nuestra Cofradía ante una nueva Semana Santa:

SEMANA DE VIDA

   "Cuando comenzamos la Semana Santa tenemos que ser conscientes de que, para sus discípulos, la muerte de Jesús fue un fracaso estrepitoso, porque la salvación que él ofreció no coincidía con la que esperaban los judíos. Nosotros seguimos en la misma dinámica: Dios “quiere” para nosotros lo mejor, pero nosotros, estamos tan pegados a nuestra pequeñez, que seguimos creyendo que nuestra plenitud está en asegurar nuestra “felicidad”. 

   El fracaso humano de Jesús nos invita a reflexionar sobre el sentido de las limitaciones humanas. Él confió completamente en Dios, pero Dios no lo libró del dolor ni de la muerte. ¿Cómo podemos interpretar este aparente abandono extremo de Jesús por parte de Dios? Es la clave de nuestro acercamiento a su Pasión y muerte. Sería la clave también para interpretar el dolor humano y tratar de darle el sentido, que escapa a la mayoría de los mortales y está más allá de toda sensiblería.

   Es un disparate pensar que Dios exigió, planeó, quiso o permitió la muerte de Jesús. Peor aún si la consideramos condición para perdonar nuestros pecados. La muerte de Jesús no fue voluntad de Dios, sino fruto de la imbecilidad humana. Fue el pecado del mundo, el poder y el afán de someter a los demás, lo que hizo inaceptable el mensaje de Jesús. La muerte de Jesús fue la consecuencia de su vida. Una vez que vivió como vivió, era lógico que lo eliminaran. 

   Dios está siempre en nosotros, pero necesitamos descubrirlo también en el dolor y la limitación. Para nosotros hoy, lo verdaderamente importante no es la muerte física de Jesús ni los sufrimientos que padeció. Lo importante de Jesús en ese trance fue su actitud inquebrantable de vivir hasta sus últimas consecuencias lo que predicó. Para nosotros, lo importante es descubrir por qué le mataron, por qué murió y cuáles fueron las consecuencias de su muerte para él, para los discípulos y para nosotros.

   ¿Por qué le mataron? La muerte de Jesús es la consecuencia directa de un rechazo por parte de los jefes religiosos a su enseñanza y a su persona. Eran gente religiosa que pretendían ser fieles a la voluntad de Dios, a la Ley de Moisés; para ellos, defender la ley y el templo era defender al mismo Dios, y percibían que Jesús iba contra la Ley y contra el templo, signos inequívocos de ser un impostor. El desconcierto de los discípulos, ante la muerte de Jesús, tiene mucho que ver con esa confrontación con sus representantes religiosos. ¿A quién debían hacer caso, a los representantes legítimos de Dios, o a Jesús, a quien los sacerdotes consideraban blasfemo?

¿Por qué murió? Ni era un inconsciente ni era un loco. Se dio cuenta de que los jefes religiosos querían matarlo. Jesús debió tener razones muy poderosas para seguir diciendo lo que tenía que decir. Sabía que el pueblo no le entendía y dejaría de seguirle. Sabiendo eso, Jesús tomo la decisión de ir a Jerusalén. Le importaba más ser fiel, a sí mismo y a Dios, que salvar la vida.

¿Qué consecuencias tuvo su muerte? Para sus seguidores fue el hecho que los llevó al descubrimiento del verdadero Jesús. Durante su vida lo siguieron como amigo, maestro, profeta, pero no descubrieron el significado profundo de Jesús. A ese descubrimiento no podían llegar a través de lo que oían y lo que veían; se necesitaba un proceso de maduración interior. La muerte de Jesús les obligó a esa profundización y a descubrir, en aquel Jesús de Nazaret, al Señor, Mesías, Hijo. En esto consistió la experiencia pascual. Si queremos entender la muerte de Jesús, tenemos que seguir ese mismo camino de la vivencia interior".

Julián Plaza. Sacerdote

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