Bienvenidos al blog del Grupo Joven de la Real, Servita y Franciscana Hermandad de la Soledad, de la Vera Cruz y de San Cristóbal de Villarrubia de los Ojos. Esta herramienta virtual pretende ser el reflejo del emprendimiento personal que un grupo de jóvenes de la Hermandad de "los blancos" ha querido llevar a cabo para colaborar en estrecha unión con nuestra cofradía. A través de esta página queremos, además, haceros partícipes de todos los proyectos e iniciativas que nuestra Hermandad desarrolla o quiere poner en marcha en un futuro próximo, así como diferentes actos relacionados con la Semana Santa de Villarrubia, declarada de Interés Turístico Regional desde 2014, y la religiosidad del municipio. Ante cualquier duda, queja o sugerencia, podéis dirigiros a la siguiente dirección de e-mail: grupojovensoledadyvera-cruz@hotmail.es







martes, 5 de abril de 2011

Encuentro con Florencio Álvarez, costalero de nuestra Hermandad

Unos hombros que portan historia

Florencio Álvarez porta, cada Semana Santa, mucho más que unos cuantos kilos sobre sus hombros. Y ya no sólo es que sea uno de los responsables de elevar hasta el cielo a nuestra madre la Virgen de los Dolores en cada procesión del Jueves Santo y correr junto a ella en los Encuentros; además, los hombros de Florencio llevan el peso de la historia, de parte de la historia de nuestra Hermandad.

Y es que Florencio es costalero del trono de la Virgen de los Dolores de la Hermandad de la Soledad desde hace 23 años, desde los comienzos. Allá por 1989, la Hermandad decidió sacar a hombros a su Virgen y allí estaba él, un joven de 18 años que aceptó embarcarse en un proyecto ambicioso, pero en el que todos pusieron enormes dosis de ilusión.

“El primer año fue todo muy difícil porque éramos muy pocos, unos 28 aproximadamente, cuando ahora somos 60. Cuando se decidió sacar a hombros el trono, éste todavía no estaba construido, así que para ir aprendiendo a marcar el paso y demás, unimos cuatro palos a una madera y le pusimos encima una trilla y una piedra para acostumbrar nuestros hombros al peso. Ensayábamos en un corral de 25 metros dando vueltas, todos los días, de lunes a domingo. Todo fue ilusión hasta el día en que por fin llegó el trono, un par de días antes de la procesión, no habíamos calculado bien y pesaba muchísimo más que nuestro trono improvisado, así que nos las vimos y nos las deseamos para llevar el trono hasta la Iglesia, y eso que sólo estaba a 200 metros del corral, pero al final salió”, recuerda con una sonrisa en los labios.

Florencio recuerda con nostalgia el sentimiento de Hermandad y compañerismo de aquellos comienzos; “éramos tan pocos que nos conocíamos todos y nos teníamos que ayudar muchísimo”. Ese sentimiento de unión se produjo en los comienzos incluso con los vecinos del pueblo de forma espontánea; recuerda Florencio, como en aquella primera procesión de los Encuentros iban tan cansados que aquellos que estaban viendo la procesión se unieron para echarles una mano. “El esfuerzo fue brutal, pero lo recuerdo como algo precioso, con un fuerte sentimiento de Hermandad”.  

Florencio durante los ensayos 2011

 Nuestro costalero cuenta que Villarrubia no era por aquel entonces un pueblo preparado para que las imágenes de Semana Santa procesionaran a hombros. “Había muchos cables, el tendido eléctrico estaba muy bajo en las calles y alguna vez que otra, sobre todo al principio,  rompimos parte del tendido eléctrico. Pero el ayuntamiento fue, poco a poco, colaborando para acondicionar las calles, nos fueron poniendo facilidades. La carroza también se fue adaptando, se le añadieron palos y aumentó el número de hermanos costaleros. El peso ya iba más repartido e íbamos mejorando. La experiencia nos ha ido ayudando para hacerlo cada vez mejor y más fácil para todos”.

Aunque nos hemos centrando en sus comienzos como costalero, Floren es hermano de nuestra cofradía desde su infancia. Recuerda como sus más tiernos recuerdos de niño están vinculados a la hermandad. Vivía cerca del corral donde los directivos preparaban los pasos para las procesiones y cuando se acercaban las fechas de la Semana de Pasión acudía a jugar por allí. Todo el día estaba cerca de “los blancos” “Me acuerdo como me metían dentro de los tronos y me explicaban cómo se conducían, para mí era un juego”. Pero ese “juego” fue calando en Floren; así, poco a poco, y casi sin darse cuenta, su amor y su devoción por la Virgen de los Dolores  fueron creciendo  hasta que, con 10 años por fin pudo convertirse en cofrade. “Recuerdo que el primer año no me dio tiempo a hacerme la túnica y salí vestido normal, con un farol y ya está. Era el más contento de las filas porque era una ilusión que yo tenía desde muy chiquitín”, nos cuenta.  
  
Para Florencio la Semana Santa es hoy es una fecha especialmente importante en su vida; “por mí condición de costalero la vivo desde dentro y me gusta mucho más que cualquier otra fiesta religiosa, incluso más que la Navidad, porque esta fiesta también la vivo en familia”. “No puedo explicar con palabras lo que se siente al ser costalero, al llevar el peso del trono sobre el hombro revives el sufrimiento de Jesús al cargar con la cruz; yo lo siento como un acto de penitencia personal”. Durante las procesiones del Jueves y Viernes Santo, los sentimientos están a flor de piel.  Sobre todo en momentos muy especiales como en los encuentros. “Al final de esta procesión, cuando elevamos “hasta el cielo” el trono de la Virgen, la sensación es indescriptible. Durante esos segundos que estamos levantando el trono, entre aplausos de los devotos que nos están esperando dentro de la iglesia, aunque el esfuerzo físico que hacemos es muy grande parece que el trono no pesa, el sentimiento de devoción, de fe, es mucho mayor que todo lo demás”.
Costaleros de la Virgen de los Dolores. Semana Santa 2010

Ahora Florencio ha formado una familia con la que comparte este sentimiento profundo de fe y devoción a la Virgen de los Dolores. Tiene dos hijos a los que, junto a su mujer, también enormemente comprometida con la Semana Santa de nuestro pueblo y con nuestra Hermandad, inculca su amor por  “los blancos”.
 “A mis hijos les gusta esta cofradía desde que eran muy pequeños, yo les he hablado del amor que hay que sentir por Cristo y por la Virgen, representado en todas las hermandades de la misma forma, pero lo cierto es que a ellos, como a mí cuando tenía su edad, les gusta mucho esta cofradía. Mi hijo mayor es costalero de la Virgen Niña desde hace varios años y los dos quieren seguir mi legado cuando sean mayores y portar también a la Virgen de los Dolores”.

Efectivamente, Manuel, su hijo pequeño, que está correteando junto a nosotros durante nuestro encuentro, se para a nuestro lado, se queda muy serio, y afirma categóricamente con la cabeza que, efectivamente él también será costalero de Nuestra Señora de los Dolores. Si estos objetivos de futuro terminan por hacerse realidad, los hijos de Florencio continuarán portando sobre sus hombros la historia de su familia y construyendo la de nuestra Hermandad. 

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