Llegó el gran día. Llegó Jueves Santo. Costaleros, portadores, penitentes, juntas directivas, grupos jóvenes y el pueblo de Villarrubia en general, está en un cúmulo de nervios. Hoy procesionan. Y lo decíamos de forma tan segura ya que el día estaba perfecto para una Estación de Penitencia.
El Sol irradiaba las sedes, capillas y guardapasos. La luz llegaba a todos. Por la mañana, Jesús Nazareno y la Virgen de los Dolores esperaban la llegada de los cofrades por la tarde-noche. Mientras que las Santas Mujeres y la Virgen Niña esperaban que terminaran los Santos Oficios para ser llevados a la Parroquia. Durante toda la mañana y hasta bien entrado el mediodía, nuestra Sede-Oratorio permanecía abierta donde se acercaban centenares personas para venerar a nuestras imágenes.
Tras los oficios, tanto nuestra Hermandad como la de Jesús Nazareno acercábamos a la Parroquia nuestros pasos, donde esperarían hasta las 8 de la tarde, donde empezarían a ser portadas y procesionaríamos por las calles de nuestra localidad.
"Moraos" y "blancos" esperábamos ansiosos este momento en el que poder salir con nuestras imágenes, acompañándolas, rezando, recordando lo que sufrió Jesús y el dolor de una Madre, María. Antes de salir, pudimos ver abrazos entre hermanos de una y otra Cofradía deseándose suerte y que el cielo no nos jugase una mala pasada.
Finalmente, conseguimos realizar nuestra Estación de Penitencia. El tiempo nos había dejado salir y realizar entera la procesión. Tiempo despejado, sí, pero con altas temperaturas que hacían reflejar el cansancio de los portadores al término de la procesión. Unas temperaturas impropias de una Semana Santa que, según los más mayores, nunca habíamos tenido una Semana Santa igual de calurosa. Dimos gracias al cielo y rezamos frente a la Virgen de los Dolores. Eran casi las 12 de la noche y marchamos pronto a casa para volver de nuevo al Templo Parroquial para velar al Santísimo, pero eso ya forma parte de otra entrada, ya forma parte de Viernes Santo.
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